– FRANCIA. Las guerras de Luis XIV (Ver gráfico) arruinaron la economía francesa. Le sucedió su biznieto Luis XV de cinco años. Ejerció de regente el duque Felipe de Orleans que le gustaba gastar dinero a manos llenas.
Juan Law quiso sanear la economía pero produjo una gran catástrofe. Luis XV puso el gobierno en manos del cardenal Fleury y después de la marquesa de Ponpidour. Las gentes hambrientas estaban disgustadas al ver el lujo insultante y escandaloso de la corte. La política antirreligiosa culminó con la expulsión de los jesuitas.
A la muerte de Luis XV le sucedió Luis XVI, casado con María Antonieta, que gastaba mucho dinero y le llamaban «Madame Déficit» por considerarla causa de la ruina de la economía.
– INGLATERRA. Durante el siglo XVIII Inglaterra implantó el régimen parlamentario; realizó la revolución industrial y se puso a la cabeza de los países europeos gracias a la supremacía marítima y comercial, formando un gran imperio colonial.
Junto con el parlamento surgieron dos partidos políticos: los tories o conservadores y los whigs o liberales.
– AUSTRIA. A principios del siglo XVIII el Imperio mantenía el prestigio y grandes territorios, pero el Imperio carecía de unidad, ya que convivían muchas razas, como franceses, italianos, alemanes, húngaros, checos, etc. que hablaban lenguas distintas y mantenían sus costumbres. Podemos decir que el Imperio era un cuerpo gigantesco con pies de barro. Los monarcas de Austria fueron: José I, Carlos VI, la reina María Teresa y José II.