Los esposos en el matrimonio se aman tanto que su gran amor se desborda en traer hijos al mundo, que son su corona y su alegría.
Los hijos contribuyen al bien y al perfeccionamiento de sus padres, mediante su cariño, agradecimiento y confianza. Con los años ayudarán a sus padres en la ancianidad.
Con la llegada de los hijos, los padres salen de sí mismos para cuidar a sus hijos. Con frecuencia son unos amigos nuevos, a vez que consolidan la amistad entre el padre y la madre, al ocuparse en la nueva tarea de cuidar y educar a los pequeños.
Se ha extendido la teoría alarmista de la explosión demográfica, defendiendo que el aumento constante de la población en el mundo traería una disminución en el nivel de vida, pero investigaciones serias como la de Julián Simón, concluyen que “una población que crece lentamente es beneficiosa para el crecimiento de la economía, y que la disminución de la población no incrementa la riqueza sino que la reduce.” (1)
El problema real en Europa y Estados Unidos es la falta de nacimientos, que está por debajo del nivel de reemplazo de 2,1 hijos por pareja fértil.