
Cuando llegaron al establo de Belén encontraron a María, a José y al niño acostado en un pesebre. Después de verlo y adorarlo, les contaron a sus padres todo lo que el ángel les había dicho del niño.
Le ofrecieron a Jesús lo poco que tenían: leche, queso y un trozo de pan.
Volvieron a sus rebaños cantando y alabando a Dios por todo lo que habían visto y oído.