Martín salió disparado. Se sentó en un banco del jardincillo que hay en la puerta del cementerio y desdobló su periódico.
– A veces, en la prensa, vienen indicaciones muy buenas para los que buscan empleo.
Martín se dio cuenta que iba demasiado deprisa y quiso frenar un poco.
-Voy a leerme las noticias; lo que sea, será; pero ya se sabe que por mucho madrugar no amanece más temprano.
Martín está encantado consigo mismo.
-¡Hoy sí que estoy fresco y discurro bien!
CAMILO JOSÉ CELA
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