Lección de Misa

Duración: 10 minutos

  Objetivo: 

Santificar las fiestas valorando la Misa y asistiendo todos los domingos.

    Dios es nuestro Creador: por tanto, le debemos adoración y gloria. El culto más importante para adorar al Señor es el santo sacrificio de la Misa. La Iglesia nos obliga a oír Misa entera todos los domingos y fiestas de guardar para dar a Dios el culto que nosotros debemos tributarle.

    El sacrificio de la Misa es el mismo que el de la Cruz, porque en ambos Cristo es Sacerdote y Víctima. El Evangelio nos dice: «Mientras comían, Jesús tomó pan, lo bendijo, lo partió y dándoselo a los discípulos, dijo: «Tomad y comed, éste es mi cuerpo.» Y tomando un cáliz, y dando gracias, se lo dio, diciendo: #Bebed de él todos, que ésta es mi sangre del Nuevo Testamento, que será derramada por muchos para remisión de los pecados.» (Mateo, 26.) Jesús, después dijo a los apóstoles: «Haced esto en memoria mía.» (Lucas, 22.) Por esta frase tan breve, se ve que Jesús dio a los apóstoles y a sus sucesores el poder de renovar el santo sacrificio de la Cruz y que para nosotros es la santa Misa, por tanto en la santa Misa se renueva misteriosamente el Sacrificio de Cristo en la Cruz.

    En la santa Misa está Cristo en cuerpo, alma y divinidad, con su Corazón abierto lleno de Amor esperando a que acudamos a Él para derramar sobre nosotros sus tesoros y gracias.

    En el tercer mandamiento se nos manda que descansemos los días festivos y no trabajemos. Descansando recuperamos fuerzas y vigor, cosa muy conveniente para nuestra salud.

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