En estos casos se ve claro que no es dado educar de la misma manera la voluntad de todos los jóvenes. Desde este punto de vista podemos dividir el temperamento de los jóvenes en tres grupos.
Hay jóvenes fogosos, vivarachos, vigorosos, que no saben pensar reposadamente y obrar con premeditación; para éstos la mejor escuela de voluntad es el refrenamiento de sí mismos, el sacrificio, la privación.
Hay otros, alegres, lo emprenden todo en seguida y a la carrera, pero no tienen paciencia, perseverancia; éstos deben ejercitar su voluntad en la constancia del trabajo empezado, en la calma, en la tenacidad.
Hay además otros, soñadores, demasiado silenciosos; para éstos una vida de acción debe ser la escuela de la voluntad.
Según estos tres tipos, distinguimos también tres modos principales del ejercicio de la voluntad, que podemos resumir en estas tres palabras: privación, perseverancia y trabajo.
Texto de Monseñor Dr. Tihamér Tóth. El joven de carácter. Sociedad de Educación «Atenas», S.A.