Lección de No mentir

Duración: 10 minutos

    Objetivo: 

Valorar el octavo mandamiento «No darás falso testimonio ni mentirás»


    El octavo mandamiento de la Ley de Dios nos manda: «No dirás falso testimonio ni mentirás». Mentir es decir lo contrario de lo que se piensa con intención de engañar a otro es una acción fea. Dios, que es la Suma Verdad, quiere que al hablar digamos la verdad. Vas una tarde a la estación y preguntas a qué hora sale el rápido de la mañana y te contestan que a las ocho, y no es verdad, el tren sale a las nueve. Te han engañado y mentido. Y además te han perjudicado, pues te han hecho madrugar con exceso. Vas al sastre a comprar un traje. Y éste te enseña una tela muy bonita, pero de mala calidad, pero el sastre te engaña, diciendo que es la mejor tela que existe. Te miente y te perjudica. Comete un pecado grave o leve, según el perjuicio que os haga.

    ¿Podemos alguna vez callar la verdad? Debemos callar la verdad cuando lo crearnos conveniente y de una manera justa. Como cuando alguno nos pide prestado y le decimos que no tenemos nada para darle, aunque de veras tengamos.
    Se peca contra el octavo mandamiento cuando atribuimos o decimos defectos y faltas del prójimo que no ha cometido. A esto se le llama calumnia.

    La maledicencia es hablar mal del prójimo injustamente, difundiendo sus defectos y faltas que ha cometido o tiene, privándose de su fama y honor.

    La honra del prójimo es un tesoro que todos debemos respetar, pues es la estima de la propia dignidad. A nadie le agrada que se hable mal de él, ni se le calumnie, ni demuestre sus defectos.

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