
I
Caía la nieve
menuda y pausada,
cubriendo colinas y oteros y valles,
caminos y zanjas.
II
Tras de los cristales
en lujosa estancia,
una madre cantaba a su hijo
de brujas y magos
leyendas extrañas.
III
«¿Sabes -le decía,
mientras lo besaba-.
Esta noche es la noche de Reyes.
IV
A las doce en punto
por los aires pasan,
y a los niños que son siempre buenos
les traen juguetes
de tierras lejanas.
V
Si pones tus botas
en esta ventana,
ya verás cuántas cosas en ellas
de los Reyes Magos
encuentras mañana».
VI
«¡Ay, qué gusto!», decía el pequeño
batiendo las palmas.
Y en tanto su madre
en brazos le alzaba,
imprimiéndole un beso en la boca,
un beso nacido
del fondo del alma.
VII
Caía, caía
la nieve pausada
cubriendo tejados, cubriendo faroles
y calles y plazas.
Tras de los cristales la madre y el niño
bajar lentamente
los copos miraban.
VIII
«Mamá -exclamó el niño-,
mira ése que pasa;
es un pobre que no tiene botas.
No podrá ponerlas
sobre su ventana,
y los Magos que traen golosinas
no van a dejarle
juguetes ni nada.
IX
¿Le digo que venga?
¡Llámale tú, anda!
Tengo dos zapatos; le voy a dar uno,
y cuando los Magos
pasen por su casa
ya sabrán que allí duerme otro niño
y pondrán juguetes
de tierras lejanas…»
Manuel Lassa y Nuño.