
Jesús continuaba recorriendo las ciudades y aldeas predicando a sus habitantes y por los caminos. Y hacía numerosos milagros, entre los cuales se cuentan, por estos días, el del endemoniado ciego y mudo, al que siguió una violenta disputa con los fariseos, con aquella sublime frase:
– El que no está conmigo está contra Mí (Lucas, 11, 23)
Otra profecía hizo Jesús sobre su Pasión, Muerte y Resurrección, con el símil del profeta Jonás, contra aquella generación malvada y adúltera:
– Así como Jonás estuvo tres días y sus noches en el vientre de la ballena, así estará el Hijo del Hombre tres días y tres noches en el seno de la tierra. (Mateo, 12, 4)
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Con estas palabras Jesucristo muestra que su Resurrección gloriosa es la «señal» por excelencia, la prueba decisiva del carácter divino de su persona, de su misión y de su doctrina.
(Pintura: Cristo y la mujer samaritana. GREBBER, Pieter de. Colección privada)