
Un doctor de la Ley se acercó a Jesús y le preguntó: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?» La respuesta fue: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. Éste es el mayor y el primer mandamiento» (Mt 22,36-38). Amar a Dios es lo más importante en nuestra vida.
¿Cuáles son nuestras obligaciones para con Dios? Reconocer que es nuestro Señor; creer lo que nos ha revelado; esperar lo que nos promete; adorarle en el corazón y con los gestos: servirle, cumpliendo su voluntad; orar, elevando la mente a Dios para alabarle y amarle sobre todas las cosas. El primer mandamiento manda, pues, creer, esperar, amar a Dios y darle el culto debido.