
Objetivo:
Conocer y vivir el sexto Mandamiento de la Ley de Dios.
El sexto mandamiento de la Ley de Dios dice: «No cometerás actos impuros.» El cuerpo del hombre y el cuerpo de la mujer los ha creado Dios. Luego el cuerpo humano es bueno y santo. Y, por tanto, las partes genitales son buenas y nobles. (Explicar a los chicos y a las chicas, con cierto tacto y brevedad, las partes genitales.) Por eso hemos de tener respeto y delicadeza a nuestro cuerpo y al cuerpo de los demás. Jamás haremos chacota y risa del cuerpo humano. Por eso, todo tocamiento en los órganos genitales realizado con malicia es pecado venial o mortal, depende del grado de malicia que se tenga. En cambio, tocarse por necesidad, como realizar la limpieza del cuerpo, etc., no es pecado alguno, sino todo lo contrario. El sentimiento del pudor nos lleva a cubrir el cuerpo. Los chicos deben respetar el honor de las chica y las chicas tengan respeto a la dignidad de los chicos.
El matrimonio, establecido por Dios, es la unión de un hombre y de una mujer para criar hijos para el Cielo. Pecan, por tanto, contra el sexto mandamiento, todo hombre o mujer, chico o chica que quieran vivir como si fueran matrimonio sin estar casados. Cometen pecado de impureza. Como también comete pecado grave de adulterio el casado que abandona sus deberes de amor y cariño a su esposa y se va con otra mujer, o la esposa que abandona a su marido y se va con otro hombre. Y lo más horrible de este pecado es que a veces abandona el cónyuge a su consorte y a sus hijos, quedando una familia destrozada. Dios quiere que el marido viva fielmente con su mujer y la esposa con su marido. Y los dos juntos vivan en amor y cariño con sus hijos.
Hemos de tener cuidado en la mirada y apartarla de aquello que es inmoral.
Para vencer las tentaciones contra la pureza lo mejor es recibir a Cristo en la Comunión. Jesucristo fortalecerá nuestras almas para mantenemos puros. La consagración a nuestra Madre la Virgen María es ayuda eficacísima para vivir con pureza y santidad de vida.