
Primera parte
En ocasiones la amistad se rompe o pasa por situaciones difíciles. ¿Cómo recuperar la amistad? Podemos señalar seis caminos:
1. Pedir perdón. Cuando dos personas discuten o se distancian puede tener la culpa uno de ellos o los dos. El que piensa que se ha equivocado o que no ha actuado bien debe hacer un acto de humildad y pedir perdón o disculpas al otro. Generalmente éste es el mejor camino para volver a la cordialidad anterior. Hay que pedirse perdón cuanto antes, sin esperar a que la situación de enfado produzca más separación.
2. No sacar la lista de agravios. Esta lista es un inventario de pequeños y grandes errores, faltas y defectos que se acumulan a lo largo del tiempo. Si se ha aprendido a perdonar, ni siquiera debería existir esa lista. Para recuperar la amistad hay que romper definitivamente esa lista de agravios y no echársela a la cara nunca al amigo.
Segunda parte
3. Evitar las discusiones innecesarias. Hay que distinguir el diálogo de la discusión. Dialogar es conversar aunque haya diferencias de criterios. La discusión implica un fondo de desacuerdo y a veces consiste en como una forma de vencer al otro, usando la fuerza o la descalificación. Las batallas dialécticas, llenas de acusaciones mutuas, no llevan a ningún sitio, ni de ellas sale habitualmente la verdad. Hay que evitar esos enfrentamientos que sólo producen separación.
4. Saber dialogar. El primer paso es saber escuchar, prestando a lo que nos dice el otro. Después no interrumpir cuando el otro esté hablando; ya habrá tiempo de exponer la propia argumentación. Cuando llegue el turno de hablar, hay que centrarse en el tema concreto, evitando frases radicales y absolutas y sin salirse por las ramas.
Tercera parte
5. Fomentar lo positivo. Para resolver un problema en una relación amistosa no sólo hay que evitar los aspectos destructivos, sino impulsar los aspectos positivos que les unen para construir el puente del acercamiento. Un buen principio es poner buena cara con un tono alegre y distendido. Después utilizar palabras amables, evitando las frases hirientes o irreconciliables. Y por último, compartir vivencias y experiencias de cierta intimidad.
6. Cultivar el sentido del humor. Es preferible ver el lado divertido de la vida que agrandar cualquier dificultad y dramatizarlo todo. Es bueno aprender a aceptar las pequeñas contrariedades y reírse de uno mismo. Cuando se tiene sentido del humor se pueden superar las adversidades y se alcanza un buen nivel de higiene mental.