Es importante renovar el amor a lo largo de la vida matrimonial con creatividad. No es necesario hacer cosas excepcionales, sino aprovechar los acontecimientos de cada día para mejorar la relación y evitar la rutina.
Se puede entender el matrimonio como una extensión del noviazgo, en el sentido compartir experiencias nuevas, como el nacimiento de un hijo y descubrir las primeras palabras, los primeros pasos y el crecimiento constante.
Se puede mantener vivo el amor con pequeños detalles, como recordar y celebrar el cumpleaños del otro cónyuge, la fecha del aniversario de boda, el cumpleaños de los hijos y otras fechas que tengan algún significado especial. Es buscar detalles de amor cada día que enamoren al otro.
Cuando pasan los años y pierde intensidad el amor romántico y apasionado, es bueno evolucionar hacia formas de amor más sosegadas, como el amor-ternura, el amor-compañía y el amor-amistad. Es hora de estar juntos, caminar, recordar, hablar de los hijos y hacer otras actividades.

Esta segunda etapa del amor conyugal se le ha llamado la etapa del «amor tranquilo», caracterizada por la serenidad, la madurez y la compenetración.
(Pintura: Dos niños cantando con un laúd. HALS, Frans. Museo de Staatliche. Kassel)