
La fama es un bien más importante que los bienes materiales. Todos los hombres tienen derecho a su buena fama u honor. Por eso no podemos robar o destruir la fama de los demás. Si se ha perjudicado la fama de alguien hay que reparar en lo posible el daño causado.
Se nos prohíbe la calumnia, que es atribuir al prójimo pecados o defectos que no tiene. Tampoco podemos difundir injustamente los defectos ocultos de los demás. Esto es la murmuración.
Como norma general no hemos de hablar mal de nadie ni pensar mal de los demás. También hemos de guardar el secreto de los demás.