Lección de Santa María Goretti

María Goretti era una muchacha de una delicada pureza de alma y cuerpo: poseía un rostro bello y encantador. Su madre, viuda, dedicada a la labranza, compartía la casa con un hombre viudo y un hijo de éste de veinte años. Las habitaciones estaban separadas, pero la escalera y la cocina servía para ambas familias.

    El joven, pervertido por las lecturas obscenas y malas, comenzó a molestar a la muchacha, haciéndole indignas proposiciones de impureza. Ella rechazó semejantes proposiciones. Jamás faltaría a los mandamientos de la Ley de Dios y defendería con todas sus fuerzas su honor y pureza. El muchacho, al verse rechazado, ideó cometer un horrible crimen.
    Tomó un hierro largo y se lo llevó a un forjador para que le hiciera un afilado puñal. Llegó el día 5 de julio de 1902. En la era estaba trillando el perverso joven junto con la madre y dos hermanitos de María Goretti. De repente, salta del trillo y se dirige hacia su casa, donde María Goretti está sola remendando en aquel Instante la ropa del joven. Este, al llegar a la casa, entra en la cocina y la llama varias veces, añadiendo palabras groseras. Ella le manifiesta que no irá. El entonces, al verse rechazado, la coge con violencia, la arrastra a la cocina y la amenaza de muerte si no cumple sus impuros deseos. Ella repite con firmeza y por tres veces. -¡No!- Consigue librarse de él y le dice, con lágrimas en los ojos: «¿Qué haces? ¡Tú vas al infierno! ¡Tú vas al infierno!» El miserable ha perdido toda dignidad, respeto y decoro. Sólo piensa en satisfacer su deseo. Toma del arcón el puñal y se lo enseña para atemorizarla. Pero ella prefiere la muerte. El joven, rápido se acerca a María y le clava repetidas veces el puñal en el vientre. Los intestinos salen por la herida abierta. Ella cae al suelo desmayada. El la deja abandonada y se encierra en su habitación. Al poco rato, la santa mártir de la pureza recobra el sentido y pide socorro. El joven, al oírla, sale como una fiera de su habitación con el puñal en la mano y le descarga seis puñaladas más. A los gritos, llegan todos y ven a la santa muchacha en un charco de sangre. La madre le pregunta: «¿Por qué te ha hecho esto?» Y ella le dice: -Porque me quería hacer cometer un pecado y yo le he dicho: ¡No! ¡No! ¡No!»

    El criminal fue apresado,

    Llevada María Goretti al hospital de los Hermanos de San Juan de Dios, y después de confesarse, fue operada. Le dieron el viático, y al preguntarle a quién iba a recibir contestó: «A Jesús, a quien voy a ver dentro de poco.» Se le preguntó si perdonaba a su asesino, y ella contestó. «¡No faltaba más! En el paraíso lo quiero cerca de mi» Y terminó diciendo: «Perdónale, Dios, porque yo ya le he perdonado.»

    En la tarde del día 6 de julio de 1902 moría esta angelical criatura, quedando su rostro inundado de una belleza sobrenatural. Contaba entonces once años y ocho meses.

    Años más tarde, el joven, arrepentido ya, se dolía de haber quitado la vida a una criatura inocente.

    El Papa Pío XII la declaró santa. Hoy es Santa María Goretti.

   Por Gabriel Marañón Baigorrí

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