Cuando el joven rico se acercó a Jesús preguntando qué debía hacer para ir al cielo, oyó esta respuesta: «Cumple los mandamientos«. Y al confesar que los había cumplido desde niño, Jesús le dijo: «Una cosa te falta. Ve, vende cuanto tienes y dalo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; después ven y sígueme» (Marcos 10,21). Al oír estas palabras se marchó triste porque era muy rico y no quería abandonar sus bienes. Entonces el Señor advirtió a los discípulos: «¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!«.
La escena sugiere algunas preguntas: ¿Estamos apegados a las cosas que tenemos? ¿Somos egoístas? ¿Cuidamos y respetamos las cosas de los otros? ¿Cogemos lo que no es nuestro? ¿Nos preocupamos de los pobres y de los que tienen menos que nosotros? ¿Cumplimos nuestras obligaciones como ciudadanos?