
Y bajó con ellos, y vino a Nazaret, y les estaba sujeto. Y su madre guardaba todas estas cosas en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres. (Lucas 2, 51-52)
La piedad cristiana ha querido entrever en estas frases un conjunto de virtudes y laboriosidad. Seguramente Jesús -primero de joven, y luego hombre- se ejercitó en el oficio de carpintero.
Jesús, modelo en todo, nos enseñó todo sobre las virtudes filiales, el trabajo y la vida oculta.
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El Evangelio nos resume la vida admirable de Jesús en Nazaret con solo tres palabras: les estaba sujeto, les obedecía. Jesús obedece, y obedece a José y a María. Dios ha venido a la tierra para obedecer, y para obedecer a las criaturas.
(Pintura: La casa de Nazaret. Zurbarán, Francisco de. Museo de Villa Guinigi. Lucca)